De RAÍZ, es un grupo que surge de un encuentro con la comunidad toba que vive en la provincia de Chaco. A partir de esto nace un proyecto que tiene como objetivo cuestionar y difundir las diferentes problemáticas que atraviesan los pueblos originarios que habitan esta tierra.



viernes, 23 de julio de 2010

¿En base a qué conceptos organizamos nuestra forma de pensar? ¿En relación a qué hechos y acontecimientos de la historia conformamos la manera de percibir y pensar el mundo? ¿En base a qué historia? A la historia que nos cuentan… ¿Quiénes?


      Los paradigmas de pensamiento que fundan y sustentan la forma en que explicamos y entendemos el mundo, y que organizan la educación de las distintas instituciones escolares y universitarias, provienen de tradiciones y vertientes que poco tienen que ver con las raíces de la historia latinoamericana.

     Las ideas de los grandes pensadores como Marx, Foucault, Kant, Weber, que desde hace tanto tiempo fueron adoptadas para explicar la “totalidad” de las experiencias, incluyendo las de nuestro continente, fueron desarrolladas en la Europa del glorioso siglo de las luces. De manera simultánea, y aunque parezcan épocas distintas, en estas tierras millones de aborígenes eran asesinados por colonizadores venidos de esos mismos horizontes. Así como hace 500 años los europeos invadieron y arrasaron con nuestro continente, de la misma manera sus pensamientos hoy y desde hace tanto tiempo configuran nuestra forma de pensar el mundo, siendo las condiciones que los originaron tan opuestas a las que se vivían simultáneamente en estos territorios.

    Una importante escritora argentina, Alcira Argumedo en su libro “Los silencios y las voces en América Latina” define muy bien esto que hasta ahora es sólo un esbozo: “Las formulaciones teóricas están inmersas en contextos culturales, son expresión de épocas históricas particulares. Existe una tendencia a desvincular los desarrollos teóricos de las condiciones históricas, al tiempo que se ignoran en el estudio de los pensadores del mundo central las vidas paralelas de quienes en esos mismos momentos pensaban y luchaban en América Latina por construir un mundo diferente al que pretendían imponerles las grandes potencias”.

    De esta manera, mientras en la Europa del siglo XVI pensadores como Kant debatían sobre la libertad encasillada en términos de pensamiento propio, sin tutelas ni guías, aquí en Latinoamérica se debatía con la vida propia la libertad del ser humano. La vida de millones de seres humanos que dejaron de ser libres en todos los aspectos en los que se puede apresar a una persona. A los antiguos dueños de estas tierras se les quitaron sus tierras, sus familias, sus dialectos, sus costumbres, sus derechos. Se les abatió la fuerza, se les escupió la cultura, se les devastó la historia. 

   Y esa historia, esas voces, son las que no se escuchan. Rostros boquiabiertos de asombro frente al salvaje colonialismo, incapaces de emitir sonido alguno, arrojaron eternos silencios que aún así intentan contarnos su verdad. Voces de dolor que se volvieron susurros por miedo a ser aún más torturados o exiliados aún más de lo propio. Gritos que por más fuertes que resuenen no corren, no se cuentan ni oyen y terminan siendo ecos fantasmas que desde la oscuridad construyen la historia no oficial. 
    
    Esta historia no oficial es la que le hace frente al pensamiento dominante erigido como el único y el oficial. Aquel que se fusiona con el pensamiento eurocéntrico y que en pos de unificar y construir una Nación unida borra las enormes diferencias que tanto enriquecen al pueblo argentino. Borran las diferencias y callan las voces, los dialectos que guardan tantas verdades que aún hoy sangran lucha, dolor  y resistencia.

    ¿Cómo trasladar entonces a este continente el pensamiento de alemanes, franceses e ingleses que hablaban y FILOSOFABAN en base a un contexto tan disímil al que se desarrollaba en el mismo momento en estas tierras manchadas de sangre?
    
    Citando de nuevo a Alcira Argumedo para sintetizar esta idea: “Los fenómenos de la historia desbordan las opciones entre Kant y Hegel o entre Weber y Marx si se incorporan otras voces. Se trata de incorporar la totalidad de los relatos, el conjunto de las ideas y disputas que emergieron como resistencias y como una crítica profunda a ese otro rostro de la modernidad”.
    
    De aquí la importancia de recuperar todas las visiones y voces de la historia, no sólo la de los vencedores, sino también las de los torturados y los olvidados para construir la verdadera historia, y así una verdadera identidad. “Es imposible que un PUEBLO se conciba a sí mismo a través de otras culturas. Y cuando más, los valores universales se ven siempre desde una perspectiva cultural propia. 
     
    Tal vez sea posible vivirlos, pero siempre desde el nosotros cultural al que se pertenece. Por eso los pueblos JAMÁS son "extranjerizantes”.

1 comentario:

  1. "Si la historia la cuentan los que ganan eso quiere decir que hay otra historia"
    Para sumar algo: La inmensa mayoria de nuestros proceres, salvo honrosas excepciones, fueron educados en el reflejo europeo, y luego los publicistas y mercachifles se encargaron en convertirlos en divinidades solemnes, con himnos y todo.
    En algun punto somos hijos de Billiken (¿Sera casualidad?)

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